Definitivamente el publico femenino sigue preocupado por fruslerías.
No es la primera vez que se utiliza el adjetivo demacrado para el director de este diario. Ya Alejandro, el pinche mascarita, un mexicano amigo de esta casa editorial ya en Montreal me había saludo con un “órale, te ves de demacrado” .
Dos factores a analizar. El primero llamado la dieta del aseo. Esta se logra voliando trapiadora por mas de un año. Logra rebajar hasta los kilos que no se tienen como en mi caso. Deberían copiarlas aquellas que tienen como obsesión el problema de la línea. Segundo el proceso genético de alfonsizaciòn. Tal como lo explicaba el científico Bruno Pantaroyo. Ni las dietas de marielena, ni caminar descalzo, ni la antigimnasia, ni la gimnasia pasiva, ni Jung ni nada, pueden detener la información genética alfonsistica.
Pero todo es cuestión de gustos. En Jericó lograron engordarme con un proceso científico patentado que se llama la dieta del pion. Se trata de 5 raciones de comida al día absolutamente reforzadas y complementadas con tortas torticas y torticolis.
La doctora Marielena Nader enemiga de estos procesos antinaturales celebra la nueva imagen del director. Ahora con lentes permanentes. Los años no vienen solos y trabajar 8 horas seguidas delate de un computador las requieren.
Que tal que me hubieran visto hace 4 meses. Era un escuálido esqueleto que a mi mismo me da horror. Los kilos se van recuperando poco a poco, ya no con las añoradas dietas de Jericó sino con el nuevo régimen de alimentación que lentamente se va asimilando.
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